Las tendencias recogidas encajan perfectamente en el nuevo minimalismo cálido y sentimental, tan diferente del de los 90, frío y racional. El mismo busca purificar la casa reduciendo los elementos al mínimo y en él, los materiales y colores, como ya adelantábamos, tienen mucho que decir: los primeros son naturales y sin alterar (ya sean mohair o cemento), los segundos, reducidos del blanco al arena. ¿Otra clave de este estilo revisitado? Pocos muebles pero seleccionados, formas suaves, texturas potentes, artesanía y una cuidada atención a los detalles. Las formas redondeadas y sinuosas también van a ser súper tendencia, aportan dinamismo y crean ambientes acogedores. Apostar por piezas vintage de los años 60 y 70 será todo un acierto.